Patricia Sandoval, ex trabajadora de Planned Parenthood, cuenta su historia sobre qué se esconde detrás del negocio del aborto, llegando a afirmar que le entrenaron para engañar a las mujeres y cuando se fue, cayó en la droga para aliviar su dolor.
Emma G. Prieto
REDACCIÓN.- Patricia Sandoval tenía solo 19 años cuando se quedó embarazada por primera vez. Presa del miedo al futuro y al qué dirán, acudió a una clínica de Planned Parenthood en California donde le convencieron de que abortar era la mejor opción y que no estaba haciendo daño a su hijo, sino deshaciéndose de un montón de células que le impedirían continuar con su vida. Después del primer aborto vinieron otros dos, y poco a poco algo fue rompiéndose dentro de ella.
Años más tarde, Patricia Sandoval ha sido capaz de aceptar que interrumpió voluntariamente la vida de sus tres hijos. Lo supo el día que, trabajando en una clínica de Planned Parenthood como asistente médico, ayudó por primera vez a practicar un aborto. Al sacar las partes despedazadas de un bebé del cuerpo de la mujer a la que había convencido para que abortara, Patricia comprendió que había sido cómplice de un asesinato. Así lo cuenta ahora, años después, cuando ha sido capaz de perdonarse a sí misma y de escapar de su adicción a las drogas a las que se hizo adicta a causa del sentimiento de culpabilidad.