La lactancia materna protege el corazón de los bebés prematuros

Estudio británico demuestra que los prematuros alimentados con lactancia materna mejoraron su función y morfología cardíaca. Ya sabíamos que la lactancia materna es beneficiosa tanto para el niño como para la madre, no solo para estrechar los vínculos entre ellos, sino también a nivel fisiológico. Y más en el caso de los niños prematuros que, debido a la maduración incompleta de algunos de sus órganos, necesitan de cuidados extra para prevenir las complicaciones que podrían tener. Entre ellas, alteraciones cardíacas que a largo plazo podrían comprometer la función o morfología de su corazón. Ahora, la revista Pediatrics, ha publicado un estudio en el que se demuestra que la lactancia materna previene precisamente de estas alteraciones que los bebés prematuros podrían sufrir a nivel cardíaco. El estudio comenzó con un grupo de 926 niños de Reino Unido, nacidos prematuramente entre 1982 y 1985. Se dividieron en dos grupos, unos alimentados exclusivamente con leche materna, y otros, con lactancia artificial. Además, se fue comparando con otro grupo de niños nacidos a término. Tras el seguimiento año a año de la evolución cardíaca de los niños, los investigadores concluyeron que en comparación con la lactancia artificial, la lactancia materna era beneficiosa para prevenir las complicaciones cardíacas de los niños prematuros, quienes gozaban de una mayor salud cardiovascular a largo plazo que los del otro grupo. El estudio ha tenido una rápida difusión en redes, foros de madres y círculos científicos. ¡Un dato más para favorecer y promocionar la lactancia materna!  

El vínculo entre una madre y un hijo: intercambio de células durante la gestación que permanecen toda la vida

Un estudio descubre que las mujeres embarazadas casi siempre adquieren células del feto, que a menudo sobreviven en su cuerpo. REDACCIÓN.-Un equipo de patólogos del Centro Médico de la Universidad de Leiden llevó a cabo un estudio en el que tomaron muestras de tejidos de 26 mujeres que habían muerto durante el embarazo inmediatamente después. Todas ellas habían estado embarazadas de hijos varones. Los investigadores encontraron células con cromosomas y en todas las muestras de tejido analizadas se descubrieron células que migran entre la madre y el feto a través de la placenta, incorporándose a distintos órganos. El nuevo estudio indica que las mujeres casi siempre adquieren células fetales cuando se quedan embarazadas. Se han llegado a detectar estas células con tan sólo siete semanas de embarazo. Durante los años posteriores, las células pueden desaparecer, pero en la mayoría de los casos permanecen toda la vida. También hay evidencia de que las células pueden ser transferidas de la madre al bebé a través de la lactancia. Además del intercambio entre la madre y el feto, puede haber intercambio de células entre gemelos en el útero, y también existe la posibilidad de que las células de un hermano mayor que reside en la madre pueden encontrar su camino de regreso a través de la placenta a un hermano menor en la gestación de este último. Las mujeres pueden tener células tanto de su madre como de sus propios embarazos, e incluso hay evidencia de la competencia entre las células de la abuela y el bebé dentro de la madre. El vínculo entre la madre y el niño es muy fuerte, y la nueva investigación sugiere una conexión física más profunda que la jamás pensada. Los  lazos psicológicos y físicos compartidos por la madre y su hijo comienzan durante la gestación, cuando la madre lo es todo para el feto en desarrollo, suministrándole calor y sustento, mientras que su corazón a un ritmo constante actúa como calmante.